sábado, 12 de marzo de 2011

Divagando al Amanecer

Si en algún momento de una u otra forma coincidimos a la misma hora en cualquier lugar que podamos usar como amatorio seguramente pasará lo siguiente:

Como si el tiempo hubiese anunciado su última hora empezaré a maldecir y bendecir al destino en la misma oración salida de mi boca. Mis ojos recorrerán tu cuerpo de punta a punta, despacio resumiré cuántos besos había malgastado y que ahora quiero recuperar en ti. Inclinaré despacio mi cabeza; quizás el lado conveniente sea el izquierdo, mis labios entreabrirán nota a nota el sonido acelerado que sale disfrazado de suspiro encubridor de los abrojos inusitados apenas conocidos. Será la primera vez que querré investigar cada resquicio de un cuerpo, aprenderé de memoria cada lado de tus codos, aprenderé de que tonalidad café son tus lunares si es que los tienes, qué tonicidad tienen tus piernas, veré de qué tamaño son tus pechos y me aferraré a ellos como tablas salvavidas para salir con vida de entre tu río. Mis manos ásperas bailaran despacio por el arco de tus hombros; mientras compongo notas en tu espalda recordaré batallas, amedrentaré al futuro por si no te tengo dentro de unos años. Haré en tu cuerpo olas perfectas donde no sería desgracia naufragar.
Ya después de enredarme entre tus piernas descansaré mi cabeza entre tu pecho, seguramente habrás vencido.

Por si coincidimos en la misma cama; ¿Tú qué harías?

1 comentario:

Natier dijo...

Me tienes esperando si coincidieramos te juro que te hago perder entres mis pecas y mi vientre. NATIER